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Los fraudes en redes sociales se ejecutan principalmente gracias a cantidad de datos personales que los usuarios voluntariamente deciden compartir en sus perfiles, haciendo al delincuente mucho más fácil perfilar y recopilar datos de un usuario. Generalmente se presentan dos víctimas, la persona a la que se está suplantando y la persona a la que se le contacta desde el perfil falso. Mantenerse alerta, comprobar siempre los datos ante conversaciones sospechosas, no responder a solicitudes de información fuera de lo común y sobre todo ser muy cuidadosos en la información personal que se comparte, son algunas medidas básicas de protección para evitar ser víctima en esta modalidad. 

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